Es habitual en muchas mesas Amber que la geometría y particulares características superficiales de una viga condicionen en mayor o menor medida el diseño de la misma.
En este caso teníamos 2 vigas cortitas y muy particulares que estaban destinadas a convertirse en el alma de una de nuestras piezas.
De sección muy grande, tipo viga madre, ambas lucían un labrado superficial muy curioso en uno de sus extremos. Desconocemos si la función iba más allá de la estética (probablemente servían para mejorar la adherencia de algún elemento superficial), pero las queríamos conservar sí o sí.
No eran suficientemente largas como para construir una base convencional por lo que aprovechando su formidable dimensión fuimos a un apoyo de solamente 3 patas y los tramos que faltaban los construimos en la misma dimensión envolvente con planchas de acero que dejamos oxidar naturalmente.
ESTADO: DISPONIBLE